¿Cómo preparar té frío?

Te frio con limon

No hay reglas establecidas sobre el tipo de té que se debe tomar en los distintos momentos del día, pero seguramente durante el verano nos tiente más bien algo fresco y frutal.

El té es una excelente fuente de hidratación para el cuerpo, con una gran variedad de sabores según la preparación que elijamos. Es una opción natural para enfrentar las horas de calor que no contiene conservantes ni agregados artificiales como las aguas saborizadas que abundan en los kioskos y almacenes.

Preparar un té frío es simple y se puede conservar hasta 72 horas en la heladera, antes de que los taninos pongan amargo el té. Si estás acostumbrado a tomarlo caliente y todavía no lo incorporaste como bebida de verano, te damos unos consejos para que disfrutes del té todo el año, al aire libre e incluso para hidratarte durante tus actividades deportivas.

Pasos para preparar el té frío

1. Infusioná el té

Realizá la infusión de tu té favorito con agua caliente según los tiempos indicados para cada tipo de té: 2-3 minutos el verde y 3-4 minutos el negro. En una infusión estándar se utilizan 2 g de hebras o 1 saquito cada 200 ml de agua (tamaño de una taza promedio). Para el té frío vamos a hacer una infusión concentrada, con la mitad del agua.

2. Enfriálo

Una vez realizada la infusión la dejamos enfriar y luego le agregamos cubos de hielo. Al derretirse, el sabor concentrado vuelve a su forma original. Conviene revolverlo para que se integren el agua fría con la infusión. Si preferimos, podemos agregar inicialmente un poco de hielo y le ponemos más justo en el momento antes de servirlo. Así evitamos el riesgo de que quede con un sabor aguado.     

3. Endulzálo

Esta etapa depende del gusto personal y del té que elijamos. Se puede tomar sin endulzar o también agregarle cualquier tipo de azúcar o edulcorantes naturales como la stevia o la miel. Una buena alternativa es infusionar blends dulces como el té con vainilla, miel o cacao.  

4. Agregále frutas o hierbas naturales

Para darle un toque final de sabor se pueden agregar rodajas de limón, frutas, hojas de menta o hierbabuena. Otra opción es preparar jugo natural de limón o naranja y luego mezclarlo directamente con el té, en una proporción de mitades o la que nos resulte adecuada. Hay quienes prefieren colar el jugo para quitarle la pulpa.  

5. Servílo

¡El té ya está listo para servir! Por lo general, lo conservamos en una jarra y lo servimos en vasos de vidrio o cristal. De esa manera apreciamos el colorido de nuestra preparación. También se puede colocar en botellas térmicas y llevarlas a la oficina o a la actividad deportiva que practicamos habitualmente.

Con esta breve guía ya estás listo para empezar a explorar sabores, mezclar aromas y llegar a tu propia receta, la que se adapta perfectamente a tu gusto. No sería raro que después ya no quieras volver a tomar gaseosas ni bebidas con exceso de azúcar o saborizadas artificialmente.