Ruteando el té en Misiones, Argentina

Si hablamos de rutas famosas en la Argentina es probable que la primera que nos venga a la cabeza sea la Nacional 40, que corre paralela a la cordillera de Los Andes desde el sur hasta el extremo norte del país, y conecta paisajes y pueblos increíbles.

Ahora, si preguntamos por las mejores rutas gastronómicas, la ruta del vino en Mendoza suele concentrar todas las miradas. El camino entre bodegas al pie de las montañas, la cata del clásico Malbec y los sabores de la comida cuyana, encantan a locales y visitantes por igual.

Tiene lógica, el consumo del vino está arraigado. Además, los vinos argentinos son de alta calidad e incluso más accesibles que en otros países.

Aunque menos conocida, la ruta del té de la región de Oberá, Misiones, ofrece un recorrido para acercarse a otra de las importantes tradiciones y riquezas distintivas del país.

Todavía no son muchos los que saben que la Argentina produce un té de excelente calidad y que exporta el 90% de su producción. Tampoco son tantos los que saben que el consumo del té aporta importantes micronutrientes para el cuerpo.   

El paisaje del té misionero

Los atractivos turísticos de Misiones son únicos: la Cataratas del Iguazú, los saltos del Moconá, las ruinas jesuitas de San Ignacio, etc. La lista es larga. Ahora, si sos “rutero” o simplemente disfrutás aventurarte en experiencias más exclusivas, te recomendamos agregar la ruta del té a tu itinerario, recorrer los paisajes boscosos y serranos, testear los sabores del té y conocer su historia, ligada a los colonos europeos de la zona. Y, sobre todo, hacer la experiencia de producir tu propio té.  

La zona de plantación está rodeada de una vegetación exuberante, arroyos y un paisaje ondulado que magnetiza. Su clima subtropical húmedo y sus temperaturas, que no suelen ser extremas (32°C temperatura media en enero y 21°C en julio), la convierten en una zona perfecta para el cultivo del té. De hecho, la provincia de Misiones concentra el 95% de la producción de té a nivel nacional. El restante 5% está ubicada en la provincia de Corrientes.

Camellias Golf, dentro del complejo de la Ruta del Té, rodeada de exuberante vegetación y plantaciones de té

Más allá de la belleza del entorno, lo más interesante de la ruta del té es su experiencia inmersiva, que nos lleva a caminar los senderos de las plantaciones, cosechar los brotes de la camellia sinensis (nombre científico de la planta de té) y aprender a aplicar los pasos para producir los distintos tipos de té. Una de las primeras lecciones es, justamente, que todos los tipos de té, ya sea negro, verde, blanco, oolong o rojo, provienen de la misma planta, y que se diferencian por el distinto proceso de secado y oxidación de las hojas.    

Cosecha y cata, la experiencia de la Ruta del Té

El orgullo de tu propia producción

A diferencia de la ruta del vino, en la que se pueden recorrer distintas bodegas, la Ruta del Té es el nombre del emprendimiento de Carolina Okulovich, que pertenece a una tradicional familia productora de té en Oberá. El establecimiento posee una antigua casa de té, un restaurante, una cancha de golf, rodeada por las siempre verdes plantaciones de té.  

Si esto parece una desventaja, el punto fuerte es la inmersión en el proceso de producción del té. Mientras, por lo general, en las bodegas observamos los viñedos de lejos y nos muestran sus cavas, la ruta del té nos obliga a cambiarnos de ropa, ponernos cómodos y movernos rápido.

La experiencia comienza con una visita a la moderna fábrica Don Basilio, que sirve como introducción para entender las etapas de producción y dimensionar la escala industrial del té. Pero lo más interesante empieza cuando encargan a cada visitante la tarea de cosechar. Un sombrero para protegerse del sol (o de la lluvia!), un delantal de chef y, lo más importante, un canasto para guardar las hojas cosechadas.

Elaborando tu propio té en hebras con las hojas recién cosechadas

Unos 30-40 minutos de cosecha a mano, eligiendo los brotes más delicados, es decir, las últimas 2 o 3 hojitas y la que aún no llegó a abrirse, para recoger con suerte unos 300g de hojas. De ahí directo a la fábrica de la Ruta del Té, una pequeña construcción preparada con secadores para que cada visitante trabaje en la elaboración artesanal de su propio té.

Primero, separando las hojas que irán destinadas al té verde, luego las que necesitan mayor tiempo de marchitado y que se utilizan para producir té negro. Luego, secando las hojas y enrulándolas, cada uno con su estilo, para obtener las hebras ya listas para la infusión. Al final, la cata. Todos los visitantes infusionan su té y prueban los de los otros participantes, intentando descubrir sus notas distintivas.

La fábrica de té para que cada visitante aprenda las fases de la elaboración

Formativa, productiva y divertida, la Ruta del Té es ideal para quienes buscan desconectarse en medio de la naturaleza teniendo un contacto más estrecho con ella. Con su silencio, sus colores, sus aromas y sabores. Aprendiendo de lo que nos entrega y observando el trabajo de quienes la cuidan.